sábado, 5 de mayo de 2012

pero... somos hermanos!! - relatos eróticos-

La causa por la cual mi hermano y yo nos encontramos solos en casa durante una semana no es necesario explicarlas. Esto ocurrió en el mes de julio. Hacia calor. La ventana de departamento daba a la calle, y en frente no había edificios tan altos como el nuestro. La ventana permaneció abierta toda la noche porque hacia un calor sofocante.

Yo tenia mi habitación y mi hermano la suya, pero al estar solos en casa la primera noche en mi habitación me costó mucho trabajo conciliar el sueño a causa de los ruidos que se escuchaban, me daba miedo. M e parecía oír ruidos por todas partes y hasta creo que veía fantasmas y toda clase de sombras amenazadoras. Se que soy muy miedosa. El miedo fue el que me llevo a la cama gemela de la habitación de mi hermano y llegue a ella cuando ya dormía como un tronco. Entre las dos cama había una mesita y a los pies de mi cama un armario en forma de luna. Dormí toda la noche de un tirón pero el reloj tenia un sonido muy fuerte me despertó a las siete de la mañana, con la alarma. El sol entraba a todo por la ventana y prometía ser un día tan caluroso como el anterior.

Lo primero que vi al abrir los ojos fue a mi hermano durmiendo en la otra cama. Llevaba puesto solo el slip, pero por el elástico del resorte se le asomaba una erección que casi le llega al ombligo. Debo ser honesta mi hermano tiene una herramienta descomunal. Aun hoy después de haber conocido bastantes hombres no he conocido uno con el grosor y largo de la de mi hermano. No les voy a decir que la dimensión de su verga no me excitara porque les mentiría y me excitó mas por que el muy ... se la estaba acariciando, quizá porque tenía un sueño sexual , no se masturbaba, no, solo se la acariciaba en círculos.

La verdad me puse demasiado cachonda ante la visión que tenia de aquel tremendo falo. Yo llevaba puesto un camisoncito que debido al sueño y al calor, se me había enrollado en la cintura y pegado a mis bubis, y como dormía sin bragas mis manos alcanzaron fácilmente mi sexo. Yo tengo una forma de masturbarme que no se si es habitual en las demás mujeres. Mientras mi pulgar frota el clítoris, mi dedo corazón lo introduzco en la vagina y así me doy gusto hasta llegar al orgasmo. Aun ahora que ya tengo hijos y llevo años casada, necesito a veces masturbarme porque mi marido se preocupa poco ya de que llegue al orgasmo; la verdad es muchas veces me quedo a "medio cocinar".

Bueno pues aquella mañana, tuve un pequeño orgasmo mirándolo. El no dejaba de acariciarse y yo seguí masturbándome y cuando estaba a punto de lograr un intenso orgasmo veo que de repente se levanta de su cama, se quita el slip y se me hecha encima como un poseso. Lo hizo de forma tan rápida que solo tuve tiempo de taparme hasta la barbilla. Sentí su gran erección presionando contra mi vientre, pero sujete las sábanas con fuerza amenazándolo con gritar, pero el no cejaba en su empeño:

-- Mira que grito y vendrán los vecinos - le dije y me contestó:

-- Ya puedes gritar, ya, que nadie te oirá y lo sabes, así que déjame que te la meta y veras lo bien que la pasamos.

-- No quiero, déjame, voy a gritar de verdad- volví a insistir, sujetando la sábana pero sin empujarlo porque quizá en el fondo estaba deseando sentir dentro de mi aquella verga tan gruesa.

-- No tengas miedo mujer, déjame que te chupe y beberme toda tu baba, verás como te da mas gusto que masturbarte.

-- Yo no me masturbo imbécil (pero aquí le comenzaba a acariciar su cabello)

Yo seguía aferrada a las sábanas cuando él comenzó a chuparme el lóbulo de la oreja diciéndome que me comería todo su sexo hasta hacerme bramar y otras cosas por el estilo mientras me chupaba el cuello y el lóbulo. Al mismo tiempo estiraba hacia arriba la sábana hasta que quedó enrollada sobre nuestros vientres. Sus muslos quedaron desnudos sobre los míos que tenía fuertemente apretados. Se dirá que lo lógico era haberle dado una bofetada o una patada, pero no hice nada de eso, solo protestar sin moverme de la cama de la que hubiera podido saltar muy fácilmente dándole un empujón escapándome de la habitación y cerrando la puerta por dentro, pero no lo hice.

Lo deje que siguiera subiendo la sábana y el camisón hasta que tuvo mis pechos a la altura de su boca. Cuando comenzó a chuparme un pezón supe que no podía nada contra él que siguió bajando hasta que su boca quedó a la altura de mi sexo. Tampoco hice gran esfuerzo cuando me separó los muslos y me abrió la vagina con los dedos para hocicarse y comenzar a lamerme y chuparme toda la baba que me escurría yo le grite ¡bébetela, bébetela¡ ¡oh sí, sí¡ el actuaba con un ansía desenfrenada y enfebrecida. Era la primera vez que me hacían el sexo oral y creí que me desmayaba de placer cuando me llegó el orgasmo. Jamás había sentido nada parecido ni tenía idea de que los orgasmos pudieran ser tan poderosos como para quitarle el sentido de la realidad.

Quise apartarlo, pero ya no tenía fuerzas y le dejé que siguiera comiéndome hasta que de nuevo sentí que el placer regresaba. Ya no era virgen, me habían desvirgado dos años antes, pero esa es otra historia. No obstante, sentí la necesidad de notar dentro de mi vientre aquel poderoso falo. Lo agarre del pelo y estiré hacia arriba y supo enseguida lo que deseaba. Me abrió la vagina y su enorme cabeza se incrustó en ella dilatándome de tal forma que por un momento creí que no podía entrar toda dentro de mí y abri las piernas todo lo que pude. Empujó con fuerza aunque sin violencia y logró calzarse media tranca y allí se detuvo para besarme, no quería yo, pero nos besamos. Me sujetó la cara con las dos manos mientras seguía metiendo su descomunal verga dentro de mi sexo poco a poco.

Fue una sorpresa comprobar que su lengua sabia dulce como el azúcar. Comenzó a bombearme despacio y tuve otro orgasmo frenético casi de inmediato. Y otro a los dos minutos y así tres o cuatro veces hasta que noté y sentí en el fondo de mi vagina los golpes algodonosos de su tibia esperma golpeando contra mi útero con una fuerza inusitada. Sentí tanto placer que le sujete las nalgas con las manos contra mi sexo con todas mis fuerzas.

Estuvo eyaculando por lo menos dos minutos. Nunca jamás me he sentido tan inundada de semen como aquella vez. Creía que no acabaría nunca. Mis orgasmos se sucedían uno detrás de otro sin interrupción, porque pese a haber eyaculado tan abundantemente siguió bombeándome con la misma potencia y volvió a eyacular dos veces mas antes de sacármela y pedirle que me dejara acariciársela y darle las gracias. Me la metí casi toda en la boca escurría de esperma y sentí tanto placer en saborear y probar su esperma que tuvo dentro de mi boca otra eyaculación yo le apretaba fuertemente las nalgas.

Pese a todo, nunca mas permití que me tocara, aunque se que mi hermano ha estado enamorado de mi toda su vida. Incluso ahora lo está lo sé muy bien y el también sabe que yo lo sé.

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